El hotel está muy bien situado, entre la Plaza del Pueblo y la avenida Nanjing y a dos paso de una estación de metro. La decoración es clásica, inspirada en la época dorada de Shanghai, pero modernizada y bien mantenida, por lo que resulta elegante y distinguida. La atención del personal fue muy buena y atenta. Las instalaciones de la habitación son muy buenas: ducha y bañera de buen tamaño, zona de inodoro separada por una puerta, televisión en la bañera. Solo echamos de menos el bidé. El mantenimiento de la habitación es bastante bueno, solo había un pequeño fallo en el cierre del armario que mantenía su luz interior encendida si no se tenía cuidado y uno de sus tiradores flojo. El hotel incluía servicio de wifi gratis en todo el edificio, lo que por desgracia no es práctica generalizada.
En resumen, recomendaré este hotel a mis conocidos si piensan viajar a Shanghai y volveré a él si tengo ocasión de volver a viajar a esta ciudad.