Alojarse en este hotel tiene indudables ventajas. Conocer la hermosa localidad de Osuna, hacerlo en un edificio singular al que su conversión en hotel dignifica, pero se podía haber hecho un poco mejor. En primer lugar, la climatización peca de los mismos defectos que suelen ser tan frecuentes en zonas, en principio cálidas y es el frío que se pasa cuando se va a ellas en invierno. Yo jamás he pasado frío en ningún hotel de Burgos, Soria o Teruel; pero en Andalucía, Alicante o Murcia me tengo cogidos catarros históricos. No se está bien ni en las habitaciones ni en los espacios comunes, hace frío. En segundo lugar, la iluminación es un poco pobre; cuesta leer un libro en las habitaciones. Pero, por otro lado, ninguna queja en lo que se refiere al funcionamiento del baño, del personal y hay que elogiar a la propiedad por poner en valor un palacio como este. El desayuno se sirve en mesa, en un horario un poco restringido y con un abanico de opciones menor de lo habitual. Para resumir, es un hotel que tiene sus cosas buenas y menos buenas pero que en conjunto recibes lo correcto por el precio que pagas. Lo recomiendo, así como recomiendo la visita a Osuna. Bellísima.