Son varias casas típicas inglesas reconvertidas a hotel. La habitación era muy pequeña, lo justo para una cama de matrimonio y una mesita de noche. El lugar era tranquilo para dormir. El baño también pequeño. No había ni un solo armario para colgar perchas o guardar la ropa. El desayuno es lo más destacable, buffet con posibilidad de desayunar a la inglesa (huevos fritos, en tortillas, cocidos, torta de patata, bacon, salchichas...) o más saludable (cereales, pan integral...) pasando por las tostadas con mantequilla irlandesa y mermelada. En definitiva, para el precio que tiene y para visitar Londres unos días está bien teniendo en cuenta que tiene baño privado.