A primera vista desde la calle el hotel parece un poco sospechoso, ya que tiene la fachada algo descuidado. Sin embargo, al llegar allí, se me han ido toda mis preocupaciones. El dueño y su colega. me ayudaron un montón. La habitación era pequenita pero correcta: cama cómoda, baño con ducha y WC, pequeño escritorio con silla, armario, ventana que daba por el patio de los vecinos (sin ruido alguno). Todo muy límpio. La ubicación es muy buena, a 1 min andando estás al Hermannplatz, con dos líneas de metro (U7, U8). La calle donde está ubicado el hotel está lleno de restaurantes y pastelerías turcos, además de cafés, panaderías, tiendas tipo "todo a 1 euro", etc. Barrio correcto de clase obrero (sin ningún desprecio) y sin problemas.