Este hotel fue bonito en algún momento de la historia, pero por el camino alguien decidió ponerle camas de hostel y baños mohosos y cobrar tarifa de hotel igualmente. Pagué 180 euros por dormir en una cama individual de calidad paupérrima, con colchón abollado incluido.
Además de eso, la puerta de la habitación no es segura, el baño huele a humedad, la ventana de la terraza no cierra (en invierno, debe de estar helada la habitación).
Jamás volveré.
Eso sí, el chico de recepción era muy amable. Lástima de gestión.