Encantador hotel con atención y comida excelente. La habitación donde nos quedamos amplia y limpia y muy cómoda. Me encantó todo, el strudell de manzana es el mejor que he comido en la vida! El hotel está cerca de pistas de esquiar, el lago Braies, la cortina d’Ampezzo, y está en un pueblito donde hay tren que te lleva a varios lugares. Nosotros rentamos coche en Milan y nos fuimos manejando para recorrer varios lugares. Las Dolomitas son maravillosas, un paisaje hermoso, lástima que en febrero y marzo sigue congelado el lago y no se puede hacer senderismo como en el verano, pero aún así la pasamos maravillosamente. El desayuno en el hotel es bueno.