Centrico, enfrente del Castillo Real. En los días que yo he estado, no he podido disfrutar de las vistas al estar el hotel cubierto por andamios. Antes de las ocho de la mañana los operarios ya estaban hablando al otro lado de la ventana y podían verte desde fuera dormir, o lo que estuvieses haciendo.
El ascensor es muy lento y exige que mantengas pulsado el botón del piso al que deseas ir hasta que llegue, sólo lo cogí una vez, no me fiaba.
A mi habitación (ignoro el resto), no llegaba el wi-fi, lo comenté pero como si nada (por supuesto venía ofertado en el precio junto a las vistas a la ciudad).
El desayuno, en un local anexo al hotel, era como mucho suficiente, sin más. El último día me demoré un poco en bajar (8;15 horas), y no quedaba practicamente nada, no había pan, sólo de molde, ni huevos, y únicamente tres trozos de una especie de bizcocho que no estaba demasiado bueno.
Para colmo, el último día hubo un problema con el agua caliente y sólo había fría.
La ubicación es excelente, el precio después de visto lo que ofrece, excesivo (encuentro más o lo mismo en cualquier pensión), y lamentablemente no lo recomendaría.