Lugar emblemático artísticamente hablando, puesto que era un antiguo convento del siglo XVIII. Pero muy confortable, moderno, elegante. Con todas las comodidades, con vistas panorámicas y con una restauración digna de dioses. La carta es muy variada, y exquisita.Los trabajadores y dueños serios, responsables, amables y trabajadores. Muy cerca de la urbe de Madrid, dónde encontrar paz y sosiego.