Tom el anfitrión es una persona muy generosa y te atiende de maravilla, te recomienda qué hacer en los paseos y el desayuno es muy bueno, abundante y sabroso. El lugar está caminando a unos 20 minutos del centro. Si no hay más huéspedes, el baño te queda a tí, pero si no, lo tienes que compartir, eso es lo que no es muy cómodo.