Fantástico alojamiento. Recientemente reformado, con un gusto exquisito. La ducha con columna de hidromasaje, la habitación, con una pequeña área de estar, la cama super confortable. El desayuno y Graziella pusieron la guinda a tan excelente estancia, zumo recién exprimido, canolos, frutas frescas.....y para colmo , a sólo unos minutos de la catedral. Volvería sin dudarlo y recomiendo a todos que se alojen allí.