Muy buena recepción por parte de ANA LAURA, que nos explicó todo en castellano, nos proporcionó las tarjetas para poder viajar gratis en los transportes urbanos y nos facilitó varios mapas de la ciudad. El hotel resulta acogedor. La habitación es grande y las camas son muy cómodas. Lo que menos nos gustó es el suelo de moqueta, pues sólo tienen parket en las habitaciones de la primera planta . Nuestra terraza estaba en la planta superior y tenía unas bonitas vistas hacia el lago, que por cierto es de las cosas más bonitas que tiene Ginebra en cuanto a naturaleza se refiere. El desayuno es variado y con mucha calidad en los productos. El hotel se encuentra a unos veinte minutos andando hasta el centro por un bonito paseo que hay junto al lago. Si se prefiere el autobús, muy cerca del hotel paran cuatro lineas de autobús ( 1 - 11 - 25 - 28 ) que comunican con varios puntos de la ciudad, la estación de trenes y el aeropuerto de Ginebra.