Todo el personal es muy amable y eficiente, salvo la persona que atendió la recepción durante la noche el 15 y el 16 de junio. Al llegar la habitación estaba helada y ella no supo cómo apagar el aire acondicionado. Además el teléfono no funcionaba ni el apagador de una luz y me dijo que ella no podía hacer nada, que la persona encargada llegaba hasta el día siguiente y que no podía asignarme otra habitación. Al decirle que yo no podía dormir con tanto frío me dijo que el cuarto por el que pagué era así. Fue grosera, agresiva y burlona, al igual que la siguiente noche. Además, dicen que hacen limpieza cada tercer día y no es cierto, sólo cambian las toallas, sacan la basura de los botes y tienden la cama, pero no barren, lavan ni limpian nada. A las nueve termina el desayuno y no tienen restaurante a la carta.