Para iniciar no hay mejor forma que indicar que el anfitrión (Robert) es todo un personaje: excelente persona, ameno, amable, alegre, servicial. Es más, no hay palabras para describir el excelente servicio.
El desayuno: impresionante, todo homemade, fresco, crujiente, delicioso, variable.
Las instalaciones nuevas, limpias, súper lindas.
El Hotel cerca del tranvía, por lo que el acceso al aeropuerto y al centro de Zurich, súper sencillo.
No tengo palabras para indicar que fue una gran experiencia. Sin duda, volvería mil veces más.