El hotel es bastante antiguo y no ha sufrido ninguna mejora desde 1997, según la información indicada por el propio hotel. Las habitaciones están dispuestas de una forma extraña, ya que según abres la puerta, lo que ves es la mampara de la ducha. No hay un baño como tal, está por un lado un cuartito minúsculo con el váter, la ducha por otro lado y el lavabo al lado de la cama. Las almohadas particularmente me resultaron muy incómodas, pero entiendo que esto es cuestión de gustos. Tiene TV, pero la mitad de los canales no se ven, eso sí, te dejan una botellita de agua de bienvenida gratis. Yo no lo calificaría como un 4 estrellas, sino como uno de 3. Para estar de paso está bien.