Las instalaciones y habitaciones son muy buenas, tal como se espera por su elevado precio. Su ubicación, aunque lejana para bajar al centro, le hace especial, porque le permite tener unas vistas inmejorables. Si embargo resulta impersonal. Y calificó como pésimo el recibimiento del servicio: llegamos al hotel antes de las 10 de la mañana. Nos informaron de que hasta las 15h, no se hacia el check un oficial, pero que aún así intentarían darnos una habitación lo antes que estuviera disponible. A las 15:20, realmente cabreados, seguían diciéndonos que era cuestión de que acabara la limpieza que pudieran darnos nuestra habitación. Les exigimos no esperar más, dado que estaban dando habitaciones a parejas delante de nuestra perplejidad. Nos acabaron dando una habitación grande (realmente para una familia y no para una pareja, con 2 camas para niños que no necesitábamos ni nos hacían ningún servicio) y, por contra, sin balcón, cuando la gran mayoría de las habitaciones parecían tenerlo. Lo bueno que tiene el hotel es la sensación de poder disfrutar del aire libre y no teníamos ni donde salir a respirar en nuestra propia habitación. Sabor agridulce nuestro paso por el Hilton... No volvería, no merece la pena