Una hotel IBIS que parece un IBIS BUDGET. Una especie de "cabina portátil" como cuarto de baño. Puerta que no cerraba bien. Entre una cosa y otra, intimidad zero. Eramos dos y solo una toalla, bajamos, lo dijimos y abrieron el armario diciendo: sì aún nos quedan, y como nos íbamos, nos dijeron de pedirla cuando regresaríamos (no propusieron dejarnos la en la habitación). El personal y muy joven, sin profesionalidad y franceses que a dirás penas entienden el español. Sin hablar de la cena, peor que un MC Do, una rodaja de merluza de 1cm más seca que mis suelas, un camarero sin clase, jugueteando y a grito pelado con sus compañeros. Bueno nada que ver con los otros IBIS donde hemos dormido. Muy decepcionados y no volveremos.