Un hotel pequeño pero completamente renovado. Muy acogedor, con un desayuno buffet muy rico (aunque sin poder tostar el pan, algo muy común en italia). El capuchino era delicioso.
Las habitaciones limpísimas y ordenadas, todo muy coqueto. El personal muy amable y te atendían en español e inglés.
Lo mejor es que justo enfrente del hotel hay un restaurante italiano: "La famiglia" absolutamente IMPRESIONANTE de calidad, cantidad y precio. El 70% de las comidas y cenas las hicimos allí, y es que cuando comimos en algún otro sitio , echamos de menos "nuestro restaurante".
Perfectamente comunicado, a 7 minutos andando de TERMINI, y de la plaza de la República.
Económico, cómodo y bien situado, con un buen buffet, buen ambiente y cerca de todo. Sin duda repetiré si vuelvo a Roma.