El hotel realmente es como un tres estrellas normalito español. Estuvimos en la habitación 112. Era como una pequeña suite, con un pequeño dormitorio, una pequeña sala y un pequeño baño. Para que se pudiese ver la tv desde las dos estancias estaba colgada de un sistema giratorio, de forma que se veía mal desde los dos sitios. El baño era mínimo y dos personas se movían con dificultad. Había muchas almohadas, pero ninguna muy cómoda. Eran muy altas y muy duras. Los edredones, estupendos.
La parte buena es que estaba muy cerca del casco antiguo y que no tuvimos que usar transporte público. También se llega a la estación de tren en cinco minutos por lo que es fácil ir y volver del aeropuerto.
En general la habitación estaba limpia. La calefacción hacía un poco de ruido de vez en cuando y a pesar de tener una salita, el frigo estaba en el dormitorio, por lo que por la noche se oía. Nosotros lo desconectamos.
La decoración era terrible. En el baño, algunos azulejos tenían dibujos de una banda de payasos tocando instrumentos. Las cortinas eran feísimas y al cuadro delante de la cama daban ganas de darle la vuelta.
El personal era correcto pero con esa cara de "me estás molestando" que ponen muchas de las personas que atienden a clientes, sobre todo camareros.
Si volviese a Munich la verdad es que intentaría ir a otro hotel.