Perfectamente situado, recepción muy amable y siempre dispuesta (y si encima uno tiene en cuenta la escasa amabilidad del sector de la hostelería en Praga...)
Habitaciones amplias, ducha (mi habitación tenía plato ducha) fácilmente regulable en temperatura y buen chorro.
Desayuno bufet típico (variedad de pan, de cereales, etc, etc).
Televisor pequeño (al menos en mi habitación) y con muy pocos canales (que cada uno valore si son necesarios).
En definitiva, muy decente.