En general estuvo bien por el precio pagado, el desayuno, bueno y abundante, las áreas limpias y el personal atento.
Pero, al menos en el edificio anexo del hotel uhicado en la parte trasera las almohadas son tan incómodas que no permiten un buen descanso y más bien pasas la noche mortificado buscando una posición ideal. Y es que las almohadas no son de una sola espuma o gel, sino
que se siente como formada de pequeños fragmentos de espuma, que al primer tacto se siente suave, pero al pasar un rato se *apelota* lo que impide algo tan importante como un buen descanso.
Asímismo, la habitación del piso superior con balcón, cuentan para su acceso con unas gradas de madera en caracol qué resultan muy incomodas a la hora de subir o bajar con equipaje.