El hotel está situado al lado de la calle de más fiesta de Phucket y las habitaciones no están precisamente insonorizadas. Si, son muy bonitas, pero si buscas descanso por la noche no se te ocurra ir. Al margen de eso, el personal te sonríe en función de la cuantía de tus propinas, si eres de dejar buenas propinas te subirán a tu habitación a hombros, sino les faltará escupirte. La sensación es horrible. No se lo recomiendo a nadie. Y, por último, el WIFI. En una época en la que cualquier antro de mala muerte te ofrece WIFI gratuito, en este hotel te lo cobran. Pero además de cobrartelo tienen la poca vergüenza de no dejartelo utilizar con más de un dispositivo a la vez. Por el ojo de sauron le hubiera introducido el usuario y la contraseña a la de recepción cuando me djio en su inglés lamentable que solo servía para un dispositivo a la vez (esto, claro está, cuando ya lo había pagado).
En resumen, JAMÁS volveré a este hotel. Cualquier pensión con un mínimo de higiene hubiera estado mejor.