Un lugar de ensueño, muy romántico, está todo decorado como una foraleza veneciana de la época. Cada rincón esconde algo bonito. Tiene encima un patio con una fuente llena de peces, la aire libre, donde se desayuna, un lugar con mucha luz, los desayunos son los mejores que he probado ya combinan lo casero con la variedad... Tras esta visita, volveré de nuevo a Rethimnon pero con este hotel reservado sin dudar ya que era un lugar relajante en el que poder disfrutar de un ambiente intimo en plena zona antigua.