El hotel está ubicado en el centro de Turín, a solo una calle de la estación Ferroviaria Puerta Nueva, muy cerca de una de las avenidas más importantes que es la Vittorio Emanuelle II, lo que conecta con las principales atracciones de la ciudad. La catedral y gran parte de los atractivos arquitectónicos, están a solo 10 minutos caminando. La zona es céntrica, por tanto hay acceso inmediato a restaurantes y tiendas, pero también tiene un gran movimiento de transeúntes y de vehículos, cuestión que dificulta considerablemente aparcar, ya que el hotel cuenta solamente con dos plazas de estacionamiento, con un costo de 12 euros por noche.
El hotel no es un edificio moderno, sino más bien es un hotel que se adecuó a los visitantes de décadas pasadas. Es un poco obscuro, pero limpio y cuenta con los implementos necesarios para una estadía corta. En términos generales, hay que considerar que como Italia vive de su patrimonio, al parecer los servicios hoteleros no se distinguen por su comodidad y su actualización. Si uno hace una comparación con servicios hoteleros de España o Francia, en el mismo rango de precios, de seguro se encontrarán con una mejor oferta. El WiFi no es gratuito. La tarifa nos incluyó desayuno, el cual cumplió moderadamente. El personal fue muy amable.