Han renovado el interior del hotel y las instalaciones están bien. Está a 2 pasos de la playa y eso también es cómodo. Es lo único bueno.
- Avisamos de que llegaríamos tarde, sobre las 22h para confirmar que estuviera todo preparado y el sofá cama para mi hijo no estaba hecho, el colchón todavía tenía el plástico puesto! por lo menos estaba nuevo, porque no le pusieron funda cuando subió la camarera a poner las sábanas.
- La ducha, nueva también, no tiene la temperatura constante, o helada o hirviendo, no hay forma de ducharse.
- Ruidos, paredes finísimas. Se oyen las habitaciones de al lado, sin que otros clientes hagan ruido, conversaciones en tono normal se oyen. Además, como en el paseo marítimo hay chiringuitos con música, por la noche se oye todo, menos mal que ahora a las 00h tienen que cerrar, porque si no...
- La animación en la piscina es excesiva. Clases de acuagym y ritmos latinos 4 horas por la mañana desde las 10h. Aunque nadie quiera participar! entre clase y clase, el animador deja un altavoz con música altísima. Es imposible leer o descansar, se hace difícil hasta tener una conversación en la piscina y en todas las terrazas, porque se oye en todas. Las mañanas a la playa...
- Lo que peor llevé es la total desidia por cuidar a los huéspedes y su salud. No abren las terrazas y en el interior del restaurante no organizan las mesas para guardar más distancia, hay buffet... pedí sacar la comida o abrir la ventana para ventilar y no me dejaron.