Es un edificio muy viejo. En general está limpio, aunque en nuestro baño tuvimos sorpresa al entrar. Lo limpiaron y la recepcionista pidió mil disculpas, eso si. La habitación era pequeña e incómoda y con vistas a un patio interior muy caótico.
La zona es fea, pero cercana al metro y al tren y sin ruido por la noche.
El desayuno es aceptable, aunque con poca variedad y en un comedor muy pequeño.
En fin, si vuelvo a Roma éste hotel queda descartado, aunque su precio sea más económico.