Los trabajadores son todos amables, pero el hotel en sí se quedó en los años 60. Han renovado el suelo de las habitaciones, pero a la cama se le notaban todos los muelles, las almohadas eran pequeñas y de pedazos de espuma, un auténtico horror. El secador ni funcionaba, solo un enchufe al lado de la cama, las ventanas de aluminio ni cerraban por lo que se escuchaba todo el ruido de la calle, bastante transitada. El desayuno continental normal, no estaba mal. El parking es en un hotel cercano pagando 5 euros al día.
En general, si es solo para dormir cerca del centro y no te importa mucho la comodidad, entonces este es tu hotel.