Hotel obsoleto y rancio, además de caro. La decoración de la habitación 103 es horrible: unos cuadros de ángeles que es para tener pesadillas, unas cortinas rositas horribles que no quitan nada de luz... Parece que va a salir del hotel Luis II, porque lo tienen decorado con ese tipo de muebles, que tienen su público, pero no es mi estilo. Esperaba algo más actual, menos viejo.
Pagamos 199.50 euros por una noche, y esperábamos algo más similar a un 4 estrellas, pero no llega ni a 2 estrelllas.
Encima tenían el ascensor roto, y tuvimos que subir a pulso maletas, carrito de niño, niño... fruto de una falta de mantenimiento y de actualización evidente.
Lo único bueno es que está en el centro de Füssen, y si llegas pronto, puedes aparcar en su parking de forma gratuita.
Para colmo, encontramos un bastoncillo encima del dispensador de klineex, y un algodón usado debajo de los jabones en la jabonera.
No volvería ni regalado.