El problema de este hotel es que se encuentra justo al lado de una casa de asilo de refugiados, que gritan todo el dia hasta las 2 de la mañana, en un patio interno que limita con el hotel. Imposible dormir con la ventana abierta, y con 30 grados de calor en estas epocas y sin aire acondicionado, es bastante complicado, encima la habitacion super pequeña. Otra cosa que no me gustó es que te están apurando en el desayuno y para salir del hotel, algo que no he vivido practicamente en ningun hotel. Como pros pondria la abundancia del desayuno y la ubicacion, ya que está en frente de S Bahn.