Todo estupendo, cómodo y tranquilo, silencioso, muy limpio. Dispusimos de wifi todo el tiempo. El desayuno bueno y abundante. El personal muy amable, ayudando en todo lo posible. La ubicación es ideal, nos desplazamos andando todo el tiempo perfectamente, solo tomamos el bus para ir al Vaticano y la parada estaba muy cerca. Todo un lujo salir por la mañana y encontrarte el rio y la Isla Tiberina y desde alli a todos sitios... Por la noche, volvias la esquina y habia muchos bares y restaurantes con mucho ambiente y gente. Me ha encantado, espero volver.