Hotel pequeño pero muy cool, maravillosamente situado y decorado, con un personal joven, disponible y muy afable sin ser pesados. La habitación muy cómoda y en la línea moderna del hotel, con una pequeña cocina bien equipada a la que sacarle provecho.Todo lo que hay que ver en Funchal está a un agradable paseo del establecimiento, ahorrandose las típicas y horribles cuestas de esta preciosa ciudad. Además te ofrecen la posibilidad, de forma gratuita, de disfrutar de la piscina exterior, sauna y jacussi de la Quinta Miravella, de cinco estrellas, en la carretera do Monte, con un servicio estupendo de desplazamiento en furgoneta desde el hotel a la Quinta y vuelta al hotel. Es un extra lujoso e inesperado. El restaurante es una pequeña decepción, carta con muchas pretensiones de restaurante Gourmet pero la comida correcta nada más, 5 raspado, las pizzas de 8, muy recomendables pero el resto no merece la pena relación calidad precio en una ciudad con una oferta gastronómica para todos los gustos y bolsillos... Repetiremos seguro!!!