El hotel tiene años, es de stilo clásico con moqueta, no tiene instalaciones nuevas modernas, ni está equipado con spa/gym... Pero está bien conservado y es muy práctico (para ir sin coche, eso sí, no sé si dispone de parking). La ubicación es inmejorable a escasos metros de Marienplatz y a buena distancia a pie de todos los puntos de interés. Con buena conexión de transporte público a todas partes, incluido el aeropuerto. El personal es muy amable. El desayuno está genial, muy completo y de calidad. En definitiva, no es el hotel más chic ni moderno, pero tiene encanto y para donde está y lo que ofrece tiene muy buena calidad-precio.