Del desayuno destacaría su pobreza, es escaso en variedad, solo pan de molde blanco, no tienen más tipo de pan, mermelada, mantequilla, queso, mortadela y jamón york. No tenían más salado, lo demás era dulce. Dos clases de bizcochos y bolleria envasada (muy poca). Había fruta, manzana y plátanos y cereales. El zumo brillaba por su ausencia de ser natural. En cuanto a la habitación era amplia y muy limpia. Lo negativo como en casi todos los hoteles, el colchón, no se te clavaban los muelles pero poco le falta.
El personal que nos atendió es lo mejor, muy muy pero que muy amable y atento.