Lo bueno: el personal muy amable, lo que es acorde con la gente de Amsterdam. El desayuno variado y muy bueno, el café más que aceptable, hay variedad de dulce y salado. Hay un gato que se pasea por la recepción, pero durante el desayuno está fuera, fuimos tres amigos y coincide que los tres somos alérgicos, pues no notamos ninguna reacción y nos dijeron que aspiran dos veces al día, se nota la limpieza.
Lo no tan bueno: el baño es pequeño, pero esta recién renovado y la ducha es excelente. La escalara empinadísima y sin ascensor, pero es lo típico en la ciudad, todas las casas son así y es una forma de vivir la experiencia de la ciudad.