¡La mejor relación calidad-precio! En el centro de Roma, desde donde puedes ir andando a casi cualquier punto interesante. Teníamos dos habitaciones, una para las niñas y otra para nosotros, con cocina compartida y dos baños. Las habitaciones eran sencillas, pero con personalidad. Daba a una calle peatonal, así que eran tranquilas, aunque estábamos a cincuenta metros de Campo di Fiori. Los bañods, inmaculados. La cocina, sencillita. Echamos en falta algún paño más (si hay que bajar a ese nivel para buscar algo que criticar, ya os podéis imaginar que el resto fue estupendo :D )
Antonio, que nos recibió, super atento y simpático como él solo, y nos echó una mano en un montón de detalles.
Recomiendo fervorosamente, y repetiré, sin duda.