El hotel está situado muy cerca del pueblo de Montepulciano, en la carretera de acceso, y dispone de parking propio al aire libre. Su situación es idónea para recorrer la Toscana en coche, y la relación calidad-precio es muy aceptable. El personal es muy amable y el check-in fue muy rápido. Destacará igualmente el desayuno por su variedad y calidad, sobre todo en los dulces que ofrecía; así como el restaurante donde cenamos varias noches. Hacían unas pizzas riquísimas y con una muy buena variedad de vinos de la zona. Las habitaciones son cómodas y a nosotros nos facilitaron una en el piso segundo con una espaciosa terraza y buenas vistas. Lo peor, el aislamiento acústico de las habitaciones: se oían las puertas y las persianas de otras habitaciones, baños, etc.