Un hotel que, siendo de tres estrellas, está súper limpio, es muy confortable y cálido.
El personal del hotel es muy simpático y agradable y ayudan en todo lo posible.
Las habitaciones, justas de tamaño, no parecen en nada pequeñas, pues están muy bien organizadas con un gran armario y un baño súper completo.
Eché en falta algo de caliente en el desayuno, que es el único punto flojo, así como el restaurante, que el domingo por la tarde estaba cerrado así como el resto del pueblo, pero es más cuestión de diferencias culturales con respecto a España, nada que achacar al establecimiento que, insisto, es ¡MARAVILLOSO!
Gracias por una estancia súper buena y por la genial atención.