Es un hotel algo viejo pero, a la vez, bien conservado (al menos la habitación familiar en la que hemos estado). El personal de recepción (sobre todo un chico rapado) es espectacular, dando indicaciones para todo y ayudando todo lo posible. Un 10 para él.
El desayuno, realmente variado y con todo lo posible para poder comenzar el día de forma perfecta: zumos de 4 variedades distintas, salchichas, huevos, bacon, jamón serrano, queso, dulces.... realmente todo lo imprescindible y más.
La ubicación es muy buena, ya que te encuentras a unos 5/10 minutos caminando de la estación central y a unos 15 minutos de Marienplatz. Al llegar, la zona impresiona un poco, ya que es todo tiendas de turcos y similar y están continuamente en la calle, pero están siempre a lo suyo y no pasa absolutamente nada.
Realmente muy recomendable si vas unos días a Múnich y quieres estar cerca de todo.