Hotel cómodo, de dos plantas, en una ciudad con poco atractivo turístico nocturno (solo la catedral, aunque es preciosa y muy recomendable).
Habitaciones cómodas y silenciosas, ventanas sin persiana, y con cortinas que no ajustaban del todo, pero bastante bien. La cama comoda pero las almohadas un poco bajas.
El baño muy amplio. El buffet del desayuno me gustó bastante aunque le faltaba embutido y comida salada, demasiados dulces.
El spa no estaba incluido aunque como fuimos tarde nos dejaron entrar sin pagar. El precio habitual me pareció caro, 25eur solo por entrar y luego los tratamientos a parte. Estuvimos en la piscina, jacuzzi y sauna. Muy relajante todo.
Volvería sin dudarlo.