El personal del hotel, encantador como en todo Japón. El hotel muy limpio y todo muy ordenado. El detalle de tener que quitarse los zapatos para entrar al hotel, es muy pintoresco pero no me ha gustado tener que ponerme unas zapatillas que usa cualquier otro huésped, me parece antihigiénico. Las habitaciones tienen camas literas, son pequeñas, no tienen armarios para la ropa y se separan del baño por una puerta corredera de cristal transparente, que hace poco íntimo el uso del inodoro si no estás solo en la habitación. La ciudad de Nara, aunque no tiene ambiente nocturno, cuenta con un paraje natural/histórico precioso, donde podrás dar de comer a ciervos salvajes que se pasean junto al visitante.