La recepción estuvo bien. El chico que estaba hablaba inglés y pudimos entendernos. Al llegar a la habitación tuvimos un problema con la mampara de la ducha, se desencajó y al ir a recolocarla (con toda la buena fe del mundo) se rompió en mil pedazos. Mi pareja se cortó y debido a los nervios les explicamos brevemente lo que había pasado. Le dieron alcohol para las heridas y unas tiritas; nos limpiaron la habitación y nos llamaron al hall para decirnos el precio de la mampara. Al bajar quisimos hablar con el jefe porque entendíamos que había sido un accidente y que el propio material de la mampara estaba en mal estado, primero por desencajarse y luego por romperse. El recepcionista dijo que su jefe no quería hablar con nosotros y que si lo rompíamos, lo pagábamos. Lo lógico hubiese sido el darnos otra habitación, para poder ducharnos si queríamos, pero no fue así. Además, al dejar el hotel por la noche (debido a un vuelo muy temprano) el recepcionista de noche no hablaba en inglés, por lo que prácticamente tuvimos que hablarnos en señas y prácticamente nos dejó solos en la puerta del hotel, en la oscuridad de la calle, a esperar al taxi.
No repetiríamos en este hotel y tampoco se lo recomendaríamos a nadie.