El hotel es correcto. Está situado en el centro de un precioso pueblito Bávaro. Las habitaciones son amplias, limpias y tranquilas.
Nuestra única queja vino el último día. Primero por el desayuno, que a las 7 de la mañana, el 60% de las opciones estaban agotadas, y el único camarero que había no parecía muy preocupado por reponer.
Luego, a la hora del checkout, estuvimos desde las 9:30 hasta las 10:06 esperando a que alguien apareciera por la recepción, y al final, a riesgo de perder el vuelo, tuvimos que dejar la llave con una nota en el mostrador. Nadie del personal del hotel que pasaba por allí parecía saber, (o importarle) dónde estaba el personal de recepción.