Cuando llegamos al hotel nos costó mucho que la mujer nos entendiese, ella hablaba muy deprisa. Nos pusieron una cama doble en vez de las dos camas individuales, pero en 1h nos tuvieron una nueva habitación con dos camas, nos invitaron al desayuno por el error y la espera. Nos dejaron usar el baño de la habitación doble, dejamos las maletas y nos fuimos a ver la ciudad, al volver estaba todo listo. Las camas son de muelles y se mueven un poco, no hay persianas. El baño y la habitación estaban muy limpios. En el escritorio había una máquina para calentar agua, té y café. Fueron muy amables. Repetiría sin dudarlo. La parada 37 está a unos metros y deja en el centro.