Muy bueno. Nos ha encantado. Comodo, limpio, agradable, y un diseño colorido y con flores que alegra la vista. Es un edificio antiguo con techos altos y un ascensor de esos de madera con doble puerta como de los años 50 que resulta muy singular. El personal muy atento, servicial y muy correcto. El desayuno tipo buffet que incluía tostadas, cereales, huevos, fruta, cafe, te, zumos, etc variado y abundante. La zona en la que esta ubicado es una calle ancha con grandes arboles en una zona tranquila. Hay pequeños restaurantes y bares para comer o tomar algo que están muy bien. Está un poco apartado de la estación de tren, como unos 20 o 25 minutos andando, pero sinceramente, merece la pena. Nosotros eramos un matrimonio con dos hijos y volviamos andando por la noche incluso y no hemos tenido ningun problema por la zona, que es bastante tranquila y sin gente rara. Lo recomiendo a todo el mundo.