Queda mucho por mejorar. El timbre no funciona, tuvimos que llamar al teléfono de la recepción para poder entrar y dejar las maletas. Después nos entregaron las llaves, pero la puerta del hostal abría con algo de dificultad. El primer día le reclamamos a la jefa/encargada que la estufa no funcionaba, esta nos aseguró que sí lo hacía (cuando no era cierto) y no hizo nada para arreglar la situación. Suena ridículo, pero tuvimos que poner el secador del pelo a funcionar para poder calentarnos, ya que hacía demasiado frío. En la segunda noche, en la habitación dejó de funcionar el wifi y no teníamos ni cobertura, y al mencionarlo nos dijeron que sólo había cobertura al lado de la ventana (que se encuentra en la ducha). Al dejar una sudadera en las perchas que entregan, esta se destiñó por la zona del cuello, seguramente porque la percha habría sido limpiada con algún producto inadecuado. Me han estropeado una prenda de ropa prácticamente nueva. Por otro lado, es cierto que la zona es bastante céntrica y que la habitación se encontraba limpia. La señora que se encarga de la limpieza ha sido muy amable en todo momento. La habitación es pequeña y con poca iluminación. Respecto al baño, la puerta cerraba algo mal y la presión de la ducha era bajita, pero por el precio tampoco esperábamos mucho más. Imprescindible traer productos de higiene personal propios.