Todo fantástico. Nos atendió una recepcionista que parecía más bien nuestra madre del cuidado que puso en nuestra atención. Ambiente muy muy muy familiar, desayuno self service excelente.
La única pega, por poner alguna, es que no estábamos avisados de que se trataba de un hotel que estaba integrado en un edificio donde había a su vez otros hoteles, puesto que no es un hotel al uso. Menos mal que llegamos con transporte del hotel y el taxista llamó por el portero y esperó hasta que bajó la recepcionista a abrirnos, por que si no habría sido la cosa un poco rara...
Pero, como digo, salvo ese detalle todo perfecto. Repetiría sin dudarlo.