El hotel está en las afueras de la ciudad, a 20 minutos a pié hasta el centro, aunque para los que nos gusta caminar ello no es un problema. Las habitaciones son amplias y alli acaba lo positivo. La primera noche, se escuchaban todos los ruidos de las cañerías de la habitación del piso superior, como si estuvieran dentro de tu habitación , hasta cuando se lavaban las manos. Lo malo vino cuando a la 1am de la lámpara del techo comenzó a caer agua ¡Lluvia Dentro de la Habitación! Con el frío, luego de 40 minutos y el enorme fastidio a esa hora nos ubicaron en otra habitación. Pero esta y todas las habitaciones no contaban con agua caliente en las mañanas (bbbrrr en Ushuaia) pues al parecer su sistema no es capaz de proveerlo, así que recurríamos a bañarnos en las 5 noches que estuvimos allí, para superar este problema. Otro tema fue cuando quisimos efectuar el check-in de los pasajes aéreos, no pudieron ayudarnos pues no contaban con impresora y tuvimos que recurrir a hacerlo en una cabina en el centro de la ciudad. El desayuno es muy pobre. El jugo de naranja no es jugo, la ensalada de frutas no es mas que manzanas cortadas básicamente. El café es de los peores que he probado. La administradora principal, va unos minutos temprano y luego trata de controlar a control remoto la gestión del hotel que cuenta con personal amable pero los problemas de infraestructura y mala remodelación los superan con el consiguiente malestar. Mejor administrado sería recomendable.