Excelente localización del hotel para poder estar en cualquier punto turístico de la ciudad a máximo 10 minutos a pie y así no depender de transporte público o taxis. A parte de lo ya citado, me decidí por este hotel por ser uno de los pocos que tenían el desayuno incluido (frutas ya cortadas, café vomitivo, té decente, tostadas de pan de molde, buena selección de quesos y riquísimo pan ya cortado). Al lado tiene uno de los parques más preciosos que he visto, sobretodo si da la casualidad que hay niebla y la tienda más comercial de la ciudad. Muy recomendable por la situación.
En cuanto al servicio es un poco entrometido, puesto que abrieron dos veces la puerta estando yo dentro sin comprobar que había salido o no. Me tocó en la habitación 52, es decir, en la quinta planta sin ascensor. Imaginaos el vaivén de maletas y lo que suponía subir y bajar cada vez que querías salir a la calle o bajar a la recepción por algo... A demás, cortaron el agua caliente por despiste y me tuve que duchar con agua fría una mañana en pleno noviembre, imaginad el placer que eso supone.
Decoración clásica, pero adecuada. Los baños son grandes y cómodos. Las camas también.
En resumen: 8/10.