El hotel es parecido a una casa de huéspedes, la habitación que nos asignaron (la número 6) es grande, limpia y cómoda. Un detalle que no me agradó mucho es que el área de la ducha es reducido; no hay mucho espacio para moverse mientras te bañas.
Por otra parte, el desayuno es bueno, no te quedas con hambre. Además, se sirve caliente porque lo preparan al momento en el que llegas al comedor.
Las personas que atienden el lugar son amables, aunque no tienden a interactuar mucho con los huéspedes.
Un punto a tomar en consideración es que no tienen elevador y las habitaciones están en primer o segundo piso. Hay quienes podrían tener problema con esto.
El hotel queda muy cerca de la estación del tranvía Haymarket, así que puedes llegar al centro de Edimburgo o al aeropuerto sin problemas.
Finalmente, quiero mencionar que el último día de nuestra estancia estuvimos escuchando un ruido en las tuberías por la noche. No sé qué podría ser, no era molesto, pero sí nos preocupaba que fuera algo malo. Nos dormimos y al otro día, el sonido desapareció.