En realidad no se trata de un destino de playa paradisiaca. Las playas distan mucho de ser maravillosas, de tener aguas cristalinas y de un entorno limpio y cuidado. No se depuran las aguas residuales y ello, junto con la aglomeración turística, empieza a pasar factura. Pero, en cualquier caso, el hotel se haya en un entorno extraordinariamente tranquilo, con un paisaje de gran belleza y dispone de una piscina enorme y preciosa. El personal es muy amable, y las habitaciones estupendas sea cualquier el emplazamiento que se elija. El desayuno muy bien, aunque no excelente, y la restauración muy buena, aunque el precio de algunos de los restaurantes está muy elevado para los precios que se manejan localmente. Se necesita taxi para desplazarse a los lugares más emblemáticos de la isla pero no están demasiado alejados y, por otro lado, merece la pena pagarlo por conseguir la tranquilidad que te ofrece. Para mi creo que es uno de los mejores resorts de Phuket y totalmente recomendable.