El hotel como instalaciones es lindo en concepto, las habitaciones por fuera los bungalows se ven divinos, tienen unos animalitos y parece un pequeño zoológico para llegar, sin embargo las habitaciones son malas muy muy sencillas, huelen muchísimo a umedad, el piso es pintado y con la umedad del cuarto, te resbalas, el baño está pintado de café obscuro, no tiene nada, ni jabón de manos, solo un pequeño Royo de papel, no salía agua caliente, estaba tapada la coladera y no se iba el agua de la regadera, nos salieron arañas, no dormimos bien. La comida del restaurante es mala, no está tan cerca de Chichén Itzá, no creo que me volvería a quedar. Solo dormimos y literal nos fuimos. No tiene wffi y la alberca no tiene nada de privacidad está entre el restaurante, el estacionamiento y un arrea para comprar artesanias